¿Se puede sobrevivir con éxito a un jefe tóxico? (y II)
Continuamos reflexionando sobre el tema iniciado en el post de la semana pasada (ver ¿Se puede sobrevivir con éxito a un jefe tóxico? (I)). Vamos a intentar ver las cosas desde otro ángulo. No se gana nada haciendo que nuestro jefe quede mal. Estamos convencidos que, tarde o temprano, su incompetencia saldrá a relucir. Por eso, creemos que lo mejor es ayudarle a que se centre en sus fortalezas. Así tenemos que:
- Si es desorganizado, debemos facilitarle que esté al corriente de todos los asuntos pendientes.
- Si se demora en dar el “feedback”, sigamos avanzando en el proyecto, mientras esperamos que nos dé su opinión.
- Si suele llegar tarde, ofrezcámonos a empezar nosotros la próxima reunión.
- Si tiene alguna carencia técnica facilitémosle las cosas para que la pueda superar con holgura.
- Si le cuesta manejar y digerir la información, apoyémosle en su análisis, en la elaboración de las conclusiones y en el diseño de las acciones de mejora.
Hay que convertirse en una figura indispensable para él y asegurarse de que él brilla más y mejor si formamos parte de su equipo. Pero, para estar seguros de que nos considera su aliado, no es suficiente con hacerle la vida laboral más fácil, sino que, además, esto debe ser un secreto entre los dos. Al fin y al cabo, todo el mundo sale ganando cuando se ayuda a los demás a que hagan mejor su trabajo.
Por otro lado, de los malos jefes suelen sacarse grandes lecciones. Es una manera muy efectiva de aprender qué comportamientos debemos evitar cuando seamos nosotros los que nos encontremos en un puesto de dirección o de liderazgo.
Cuando ya se han alcanzado posiciones de responsabilidad la clave está en gestionar muy bien las propias carencias. Pero, cuando estamos en los inicios de nuestra carrera profesional el secreto del éxito reside en aprender a gestionar al lado de un jefe tóxico.
Todos los jefes tienen un lado más amable que sale a la luz de vez en cuando. Esto suele ser si no está estresado. El estrés hace que mostremos nuestra peor cara y esto se contagia. Es crucial que evitamos convertirnos en una fuente de tensión. Si irritamos a nuestro superior o la calidad de nuestro trabajo no es aceptable, lo único que va a ocurrir es que se pongan de manifiesto todas sus insuficiencias. Esto repercutirá negativamente en el equipo y dañará nuestro prestigio profesional. Es primordial que logremos controlar nuestras propias ineptitudes para convertirnos en un pilar de apoyo y en una influencia positiva, en lugar de una fuente de tensión.
No podemos olvidar que, para triunfar en el ámbito laboral, la inteligencia emocional importa mucho más que el talento o lo duro que se trabaje. Aunque nuestro jefe sea tóxico, evitemos que nos pille poco preparados y podremos sentirnos, como mínimo, cómodos con nuestro trabajo.
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “las habilidades directivas”, que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.
En mi experiencia , el más tóxico es aquel que es un Narcisista Patológico, a este tipo de personas jamás aplicará ninguno de los puntos expuestos
Muchas gracias por tu aportación.
Existen casos extremos, por suerte no son los más frecuentes, donde es muy difícil llegar a punto de colaboración y entendimiento. Si topas con uno ya sabes lo que toca.
Saludos cordiales.