Las metodologías requieren talento
Si la mayoría de los planes que elaboramos fueran una realidad, las empresas tendrían una solidez estratosférica. Si las ISO lo arreglaran todo, nunca cerraría ninguna empresa con certificaciones de calidad. Si únicamente un pequeño porcentaje de los talleres de design thinking hubiera dado algún resultado, tendríamos un tejido empresarial que daría saltos de innovación.
¿Quiere decir esto que estas metodologías no son útiles para el management? No, en absoluto. Simplemente quiere decir que las metodologías son herramientas que demuestran la destreza de quien las utiliza. Son hijas de ruta, secuencias operativas, pero no son recetas infalibles ni, mucho menos, catecismos corporativos.
¿Por qué una metodología en una empresa da grandes resultados y en otra compañía similar fracasa? Simplemente porque detrás hay personas distintas, tanto las que implementan el método como las que lo adoptan. Las personas, y pegadas a ellas las culturas corporativas, son decisivas para que una determinada metodología funcione o resulte mediocre.
Las metodologías requieren criterio, no son partituras inalterables. En un mundo que cambia tanto, los ortodoxos del método acaban siendo guardianes de esencias menores. El colmo es cuando se trata de metodologías muy complicadas. Las herramientas que han tenido más impacto en el management han sido porque eran sencillas, fáciles de usar y que ayudaban a tomar decisiones.
Lo difícil en una empresa es que encajen las estructuras, las tareas, los métodos y las personas. No duden que lo más difícil es seleccionar bien a las personas.
En general, en las empresas, las metodologías vienen después y su uso crece a medida que crecen las burocracias internas. Los que se empeñan en tener empresas perfectas son siempre un tanto peligrosos. Si dedicamos más tiempo a las personas que a las metodologías o catecismos corporativos, siempre nos irá mejor.
No queremos decir que no se deben utilizar metodologías o herramientas. Queremos decir que quien está en el centro son las personas y a su alrededor giran las metodologías y no al revés. Hay directivos que proponen métodos que convierten a las personas casi en máquinas ejecutoras y entonces sucede lo previsible, que las personas son sustituidas por máquinas más o menos espabiladas. La gente muy raramente hace cosas extraordinarias solamente por aplicar una metodología.
El éxito viene por un conjunto de factores que tiene más que ver con el funcionamiento de lo equipos humanos, con sus sincronías, con la inexistencia de silos divisorios y con los estilos de liderazgo. Si se dan estas cosas, entonces las metodologías pueden ser de alto impacto. Sin estas cosas, los métodos se quedan, en general, en grandes arquitecturas sobre un papel que lo aguanta todo. Para gestionar una empresa, las metodologías pueden ser necesarias, pero las personas lo son mucho más.
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “las habilidades directivas” que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.