¿Por qué se promocionan antes a los ineptos?
Recientemente oímos el siguiente comentario de una jefa de equipo de analistas informáticos, rememorando su anterior etapa profesional: “Me colocaron un jefe al que el director general apreciaba mucho. Esta persona no tenía ni idea de la labor que hacía mi equipo y enredaba con decisiones absurdas, hasta el punto de empeorar nuestros resultados. Me peleé con él y logró que me echaran. Pero a él le despidieron ocho meses después, porque la propiedad de la empresa se dio cuenta de que no sabía nada de lo que tenía entre manos”.
Existe un efecto muy popular que se manifiesta en que alguien se siente más preparado o inteligente que otros a pesar de que realmente no es así. Por desgracia, vemos con harta frecuencia a empleados y directivos que defienden con aplomo sus capacidades en áreas que no tienen la más remota idea, pero ahí siguen, e incluso prosperan. Realmente es increíble.
La clave por la que se promociona antes a los incompetentes, a menudo, reside en la confianza que tienen de sí mismos. Con frecuencia es una de las cualidades más vinculadas al liderazgo, o al menos, a la noción de comunicar lo bien que estás haciendo todo. Si demuestras seguridad en lo que haces y dices, incluso estando equivocado, en no pocos casos es probable que obtengas una proyección mayor que alguien que está más cualificado, pero no es capaz de transmitirlo.
La autoevaluación de una persona provista de fe en sí misma es por naturaleza mayor que la de alguien mejor dotado profesionalmente pero más inseguro sobre sus propias capacidades. De ahí que en muchas empresas existan jefes carismáticos que apenas tienen conocimientos que justifiquen su posición, pero sí habilidades concretas que les permiten manejarse con soltura en las dinámicas internas y avalar de paso, ante inferiores y superiores, su gestión sobre temas que no dominan.
Si se reconoce en un jefe, o compañero, una intolerancia real a aceptar los errores propios o a admitir los aciertos de los demás es muy probable que se esté ante una persona poseedora del efecto comentado. Si se depende de él, se debe actuar con sumo cuidado para evitar un ambiente tóxico y perjudicial para el subordinado. No obstante, existe una mayoría de personas, normalmente las más competentes, que, ante esta circunstancia, no tienen mucha paciencia y optan por abandonar la empresa, máxime si no están bien remunerados ni tampoco crecen profesionalmente. Algunos tratadistas, con muy buena fe, aconsejan crear un clima de relativa confianza e incidir en lo bueno que fuera que esa persona completara su formación en determinados aspectos, de forma que pueda sentirse más satisfecho con su aportación y, a su vez, comprenda mejor a los demás.
Cualquier persona es susceptible de convertirse en un jefe incompetente. Por eso es importante ser crítico con uno mismo y pedir opiniones sinceras a los demás, en el proceso constante de mejorar como trabajador y como persona. La paradoja consiste en que, cuanto más sabes de algo, más consciente eres de todo lo que ignoras y eso te ofrece una visión más humilde de ti mismo.
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “las habilidades directivas” que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.