La cultura de la empresa
Los que hace años que peinamos canas hemos visto como cada vez que se produce un cambio estructural en el entorno, surgen nuevos retos. Estos retos emergentes modifican las prioridades directivas. Hemos tenido años en los que la prioridad fue la organización industrial, los costes, la eficiencia, la calidad, el just in time y los métodos japoneses. Vivimos después una era donde primaron las estructuras organizativas como las funciones, los perfiles, la departamentalización, el reporting, las estructuras matriciales, el debate entre lo local y lo global. A finales del siglo XX la prioridad fue la comunicación, la publicidad, los nuevos productos, el branding. Después vino la oleada digital y la prioridad fueron los modelos de negocio, la digitalización de los procesos y servicios. ¿Cuál es ahora la prioridad?
En estos momentos se está imponiendo la determinación de la cultura porque estamos inmersos en la tormenta perfecta: aumento de la esperanza de vida, nuevas formas de trabajo, aceleración del comercio electrónico, inmigración, nuevas clases sociales y estructuras familiares, robótica, inteligencia artificial, millenials que no comparten valores con los baby boomers… El resultado es desconcierto, incertidumbre y miedo. La gestión de la cultura está subiendo enteros en la escala de las prioridades directivas.
El término cultura ya tuvo una oleada anterior, recordemos: la misión, la visión, los valores y los objetivos corporativos. Pero la cultura que ahora preocupa a los directivos no es ésta. No emana de arriba abajo, jerárquicamente, a través de declaraciones que se asemejan a slogans de la ONU. Tiene mucho más que ver con conductas que se desea ver mucho más a menudo en la organización y conductas a desechar. Conceptos como: espacio de libertad, grado de responsabilidad y autonomía, desarraigo, desafección por el puesto, abolición de los reinos de taifas, el talento, la capacidad de aprendizaje y reciclaje…
La gestión de la cultura de la empresa emana de las personas, de cada uno y se dirige hacia arriba en la organización. “Queremos personas así”, podríamos resumir. ¿Cómo se hace? El coaching es caro y su alcance suele limitarse a la alta dirección. Se habla de empowerment, que es el ya conocido concepto de delegar. Se habla también de liderazgo a todos los niveles. Pero modificar una cultura no puede desligarse de una modificación de los procesos, a todos los niveles.
Esto es lo nuevo: un cambio en la cultura no entraña sólo formas de comportarse y actuar, sino modificaciones profundas en técnicas, sistemas, organización y procesos. La cultura se cambia desde la conducta. Esto sí es nuevo.
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “la organización general de la empresa” que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.