
¿Qué lobo has decidido alimentar?
El neurocientífico, Howard Gardner, decía: “Una mala persona no llega nunca a ser un buen profesional”. Para justificarlo, Gardner aseguraba que sin principios éticos puedes conseguir ser rico o técnicamente bueno, pero que jamás alcanzarás la excelencia de los individuos que se comprometen con el bienestar global. Siempre han existido corrientes de pensamiento que nos han animado a hacer el bien. Pero ¿qué significa exactamente hacer el bien? Aquí podríamos sumergirnos en una gran variedad de teorías filosóficas o, simplemente, recordar una breve leyenda que utilizaban los indios cheroquis para explicarlo. Según esta historia, un abuelo contaba a sus nietos cómo en el interior de las personas habitan dos lobos: por un lado, el del resentimiento, el abuso, la prepotencia, la mentira y la maldad; y por el otro, el de la bondad, la alegría, la solidaridad, la misericordia la esperanza. Terminada la narración, uno de los niños preguntó: “Abuelo, ¿cuál de los dos lobos crees que ganará?”. Y el abuelo contestó: “El que alimentéis”.
Hacer el bien consiste en alimentar al lobo correcto. Hacer el bien es una suma de pequeñas decisiones conscientes y responsables, que no siempre encuentran las condiciones idóneas para realizarse pero que acaban configurando el verdadero valor personal y profesional. Hacer el bien en el trabajo parece que genera un alto consenso en el plano teórico, pero después requiere de mucha valentía y militancia en el terreno práctico. Porque hacer el bien implica tener que enfrentarse a menudo a comentarios del estilo: eres un buenista, te falta mala leche, no sabes cómo funcionan las cosas, pareces un cura, vives en los mundos de Yupi… y un montón de sandeces normalizadas que siempre provienen de aquellos que ya hace tiempo que decidieron alimentar al lobo de la prepotencia.
Además, en el entorno laboral también se viven experiencias negativas que nos pueden tentar a obrar de forma incorrecta. La multiplicidad de interacciones hace que irremediablemente nos crucemos con personas que nos decepcionan o nos hieren, pero esto debe servir para reafirmarnos en que no queremos ser como ellos. Como se suele decir, nunca dejes de ser una buena persona por culpa de las malas personas.
Howard Gardner decía: ser buena persona no es condición suficiente para ser un buen profesional, pero sí que es altamente necesaria. Y los cheroquis remataban: si no eres buenista solo tienes una alternativa, que es ser malista.
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “el personal” que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.