Las tareas sencillas

Las tareas sencillas

30 noviembre, 2024 0 Por JLHA

Hacer la cama cada mañana es una acción cotidiana que se convierte en el primer acto del día. Completarlo produce un ligero sentimiento de satisfacción. Nos anima a seguir realizando el resto de las tareas de forma sucesiva, hasta llegar al final de la jornada. Se requiere poseer un hábito que sirva para poner en valor las tareas sencillas de la vida, a la vez que nos recuerde que, si alguien no sabe solventar bien las cuestiones pequeñas, difícilmente lo hará con las grandes.

En cualquier actividad profesional hay tareas que pueden asimilarse a hacer la cama, es decir, que en apariencia son prescindibles, pero que en realidad atesoran un gran valor simbólico, capaz de incidir directamente en una mejor gestión. Hay pequeñas acciones rutinarias que confieren poderes tan importantes como la ejemplaridad, la empatía, el conocimiento y la humildad.

Veamos un ejemplo. Luisa es responsable de turno en una fábrica de componentes de automoción. Para ella, hacer la cama cada mañana es iniciar la jornada dando una vuelta completa por la planta, con el objetivo de saludar a todos y cada uno de los trabajadores. Seguro que le sería más cómodo subir directo a su despacho, sin más. Pero, ella se ha impuesto este hábito cotidiano para estar cerca de su equipo, mantenerse conectada a la realidad de la fábrica y captar los elementos clave que le ayuden en la toma de decisiones.

Luisa podría ahorrarse su recorrido diario. De hecho, forma parte de este tipo de acciones que no producen un resultado tangible e inmediato, así que se suele caer en la tentación de ubicarlas en el cajón de las tareas sencillas o menores, donde acaban desapareciendo. Si Luisa no saludara cada mañana a las personas del equipo, con toda probabilidad, no habría conseguido convertir su turno en el más eficiente de las de fábricas del grupo.

Todos tenemos el gran reto profesional de hacer una buena selección de hábitos, sin limitarnos a una visión estrictamente cuantitativa, sino entendiendo nuestra responsabilidad de cara a los demás, donde deben tener cabida atribuciones de distinta naturaleza, complejidad y enjundia.

Con frecuencia se habla de las dificultades que tienen algunos líderes para delegar tareas. También existe la cara opuesta, la de aquellos directivos que se van despojando con demasiada facilidad de lo que huele a rutina sin poder. En estos casos habría que recordarles el slogan que popularizó una conocida marca de cerveza: “el que dijo que hay que escapar de las rutinas, no es que se equivocara de frase, es que se equivocó de rutinas”.

En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “el personal” que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.

Feliz semana a tod@s.