El fracaso del concurso de acreedores
El 90 % de las empresas que se acogen a los beneficios de la Ley Concursal terminan en liquidación. Del 10 % restante de empresas que continúan el negocio, una parte importante, al cabo de un cierto tiempo, también se liquidan. En Europa, alrededor del 50 % de las compañías que recurren al concurso consiguen salir a flote. ¿Qué está pasando en España con una ley relativamente nueva? Fue promulgada en el 2003. A la hora de diseñar esta herramienta se pensó en dar una solución para superar momentos de crisis y tensiones financieras y darle continuidad al negocio.
Los gurúes especialistas en el tema aseguran que este fracaso se debe a que se está incurriendo en los siguientes errores:
- Lentitud en los procedimientos. Es una Ley muy garantista. Hay muchas notificaciones que retrasan los plazos. Debiera ser un procedimiento muy ágil. No podemos olvidar que el retraso en la toma de decisiones empeora la situación financiera y la viabilidad futura de la compañía. Firmar un convenio tarda un año, y una liquidación puede durar dos o tres ejercicios.
- Sobrecarga en los juzgados. En los últimos tres años, más de 16.000 empresas se han declarado en concurso de acreedores. La cantidad de juzgados mercantiles existentes es a todas luces insuficiente para absorber con eficacia este volumen de carga.
- Falta de experiencia de los profesionales. Nos estamos refiriendo a los administradores concursales. Apenas hay trabajo para todos y, por tanto, no se dedican recursos a la formación en esta especialidad. No hay un colectivo formado por personas con una amplia experiencia en el campo concursal.
- Obstáculos a las empresas en concurso. ¿Por qué se estigmatiza a estas empresas prohibiéndoles contratar con la Administración y recibir subvenciones? ¿Por qué se le cierran posibles vías de obtención de liquidez y se le ayuda a que la empresa vaya a la quiebra?
- Privilegios excesivos de la Administración. ¿Por qué sus créditos son privilegiados y es la primera siempre en cobrar, e incluso, en determinados casos, ni siquiera se paralizan los embargos públicos? En otros países todos los acreedores son iguales y no existen privilegios.
- Presentar tarde el concurso. Los directivos se autoengañan ocultando la mala situación de la empresa. Creen y esperan que vendrán tiempos mejores o que aparecerá un mirlo blanco que solucionará todos sus problemas. Existe una relación entre la tardanza en “llevar los libros al juzgado” y el índice de supervivencia de la empresa. Contra más se tarde, peor, o, mejor dicho, contra antes se ataje el problema, mayor será la probabilidad de éxito. También es cierto lo contrario, por muy bueno que sea el administrador concursal, si la situación es límite, será imposible que salga a flote.
- Marco regulatorio inestable. Ha sido una Ley modificada y reformada muchas veces en un corto período de tiempo. Se han contabilizado 20 reformas. Esto genera mucha incertidumbre y falta de seguridad jurídica.
- Desmotivación en la dirección. Trabajar con dificultades financieras es una tarea muy dura y es fácil caer en el desánimo y la desmotivación. Al final, nos cansamos de sostener una situación a la que no le vemos un buen final. En la mente, tanto de la dirección como de la propiedad, está presente como única solución la liquidación de la sociedad.
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Feliz semana a tod@s.