Los principios rectores del protocolo de la empresa familiar
Los tratadistas de la empresa familiar coinciden en la existencia de unos valores o principios que son fundamentales para el desarrollo y consolidación de la compañía. Los componentes de la familia deben estar de acuerdo con los mismos y el protocolo debe recogerlos en su redactado. Los más destacados son los siguientes:
El principio de separación entre familia y empresa. Éstas son dos instituciones cuyos principios, intereses y objetivos son diferentes. Para evitar cualquier confusión entre ellas conviene la necesidad de que ambas se mantengan separadas, lo que implica:
- Establecer, lo más claramente posible, la debida separación entre el compromiso con la empresa y la lealtad con la familia. Además, asignar los recursos suficientes para garantizar la conciliación entre la vida familiar y la dedicación a la empresa.
- Adquirir el compromiso, por parte de todos los miembros de la familia, de estar debidamente informados de la marcha de la empresa y de sus proyectos futuros.
- Garantizar el acceso de todos los componentes de la familia, que lo necesiten, a puestos de trabajo adecuados a sus habilidades y conocimientos.
- Mantener siempre separado el patrimonio afecto a las actividades empresariales (patrimonio empresarial) y el no afecto a las mismas (patrimonio familiar, privado o no empresarial). Evitar en todo momento que el patrimonio no afecto soporte riesgos derivados de la actividad empresarial.
- Impedir, por todos los medios, que los gastos particulares sean financiados por la empresa.
- Crear el consejo de familia.
El principio de salvaguarda de la empresa. Los miembros de la familia, cuando actúan como empleados o directivos de la empresa deben tener como referente, en primer lugar, la defensa y protección de los intereses de ésta, siendo muy conscientes que, con ello, están defendiendo los intereses de la familia.
El principio de gestión profesionalizada. El comportamiento de los familiares que trabajan en la compañía estará guiado por:
- Reconocer y vivir los valores como la ética, la laboriosidad y el dar ejemplo.
- Saber que el puesto de trabajo no es un derecho vitalicio, sino que se gana con el esfuerzo diario y los buenos resultados conseguidos.
- Percibir unos emolumentos basados en el mercado y en los resultados que logran.
- Buscar siempre buenos profesionales para integrarlos en la empresa. Cabe la posibilidad de incorporar algún familiar menos brillante siempre y cuando se trate de una situación de necesidad y cubra los mínimos para llevar a término las responsabilidades asignadas.
- Respetar al máximo la intimidad familiar de forma que no transciendan a la empresa los posibles problemas familiares.
- Sentir la libertad de renunciar al empleo en la empresa por cualquier circunstancia que consideren, sea profesional, personal, o familiar
El Principio “pro empresa”. Ante posibles acuerdos antagónicos siempre prevalecerán aquellos que garanticen, tutelen y amparen los intereses de la empresa, estando por encima de los que puedan tener cualesquiera de los miembros de la familia.
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “las peculiaridades de la empresa familiar”, que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.