El directivo y su tiempo
El tiempo del directivo es uno de los recursos más escasos… ¡para el propio directivo! Así es. Parece un contrasentido, una paradoja, pero lo cierto es que a quien más tiempo le falta es al que asevera que lo gestiona. Eso no debería ser así. Precisamente, si un buen directivo es aquel que sabe gestionar, un directivo que no gestiona bien su tiempo se convierte en sospechoso de mal gestor en general. Dada la importancia del tema volvemos a comentarlo como ya hicimos en el post titulado el tiempo de los directivo.
Hemos actuado ante: los malgastadores del tiempo; el exceso de correos electrónicos pendientes de leer en los que estamos como destinatarios para que el emisor de turno consiga tener las espaldas bien cubiertas; la duración y el número de reuniones; la puntualidad y la duración de las reuniones virtuales. Pero, todavía nos quejamos de la falta de tiempo porque no hemos abordado la principal fuente del problema.
La dificultad más importante del directivo que no tiene tiempo radica, bajo nuestro punto de vista, en dos razones: o bien no sabe delegar o no sabe priorizar.
Delegar es una de las cosas más difíciles que existen porque, por definición, todo el mundo considera que nadie va a hacer mejor que uno mismo aquello que consideramos que sabemos hacer bien. Pero hay una diferencia entre mejor y distinto. Las personas de nuestro equipo no harán las tareas que nos cuesta delegar ni mejor ni peor. Las harán de forma distinta. Y, de acuerdo, tal vez en algún cometido no tan bien como nosotros. Pero, si esto nos permite liberar tiempo para efectuar tareas que aportan más valor al negocio, el resultado final será positivo para la empresa, que es de lo que se trata. Múltiples son los motivos por los que no se delega, entre ellos destaca el miedo a perder el control o a perder influencia. Y es un error. Se delega todo menos la supervisión ya que ésta asegura el control y la influencia.
No disponer de tiempo es no saber priorizar. En general no priorizamos porque permitimos la interrupción. Es de mala educación interrumpir nos decían cuando éramos pequeños. Pues en la empresa es de mala productividad interrumpir. Lo urgente no debería quitar tiempo a lo importante. Si una empresa tiene demasiadas urgencias es porque sus procesos están mal organizados o su personal está desmotivado o no es lo suficientemente competente. Y todo esto también es responsabilidad del directivo.
Otras personas no priorizan porque dedican tiempo a lo que les gusta, aunque no sea importante. Recordamos como en cierta ocasión el consejero delegado de una importante empresa se metió en una reunión de dos horas en la que se trataba de acabar de ajustar el color de la etiqueta del envase de un producto. De eso se ocupa un director de producto, no un consejero delegado. “Es que me encanta escoger colores”, dijo…
En una empresa el tiempo es dinero.
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “las habilidades directivas” que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.