De vueltas con la formación
Hace algún tiempo tuvimos la oportunidad de asistir a una conferencia organizada por una escuela de negocios de Barcelona. El título de la misma era: RECURSOS HUMANOS 2.O. OPTIMIZAR MI REPUTACIÓN ON-LINE. Sobre el papel tenía buena pinta, así que decidimos acercarnos y ver qué nos contaban.
No esperábamos ideas innovadoras, tan sólo teníamos curiosidad en contrastar cómo otros profesionales de nuestro sector exponían las ideas que ya teníamos trabajadas. En el terreno de la innovación no había, por tanto, fiasco posible. Lo que realmente nos defraudó fue la presentación en sí. La conferencia la llevaban a cabo dos ponentes ambos faltos de habilidades comunicativas y de empatía con los asistentes. Su actitud, sobre todo la de uno de ellos, era poco respetuosa con el público. Estuvo parte de la conferencia sentado encima de una mesa y con los pies sobre una silla. Los contenidos estaban cargados de tópicos y de ejemplos muy alejados de la cotidianidad de la vida profesional. Para terminar nos facilitaron, como una primicia, un decálogo de acciones individuales extraído de lo que se comenta ya hace tiempo en la mayor parte de foros.
La parte del turno de preguntas fue todavía más desastrosa. Por el contenido de las mismas consideramos que los asistentes poca cosa debieron entender. Para postre, un moderador del debate, con más ganas de protagonismo que los propios ponentes, se atrevió a desprestigiar el contenido de la conferencia con una total impunidad.
Como profesionales de la formación pensamos que no hay derecho que se organicen charlas como ésta, por muy gratuita que sea. Las escuelas de negocios deberían cuidar mucho la calidad de sus formadores y éstos, como buenos profesionales, deberían buscar la excelencia en cada una de sus intervenciones. Quizás en el tema tratado ya hay muchas cosas dichas, pero siempre es posible innovar, aunque sea en la forma de presentar las mismas ideas que otros ya utilizan.
A menudo hemos comentado que la formación empresarial no sirve para nada si los conceptos expuestos no se aplican con éxito al quehacer de la compañía. Para que esto sea una realidad el asistente a la formación debe desarrollar, o sufrir, un proceso de maduración. Éste consta de los siguientes pasos:
- Entender con nitidez los conceptos expuestos por el formador.
- Captarlos, hacérselos suyos.
- Identificar las posibles áreas de aplicación de lo aprendido, escogiendo aquella que pueda ser ampliamente abordable y que pueda contribuir a una mayor rentabilidad de la compañía.
- Idear un plan de implantación para conseguir la mejora. El esquema será: descripción de la situación actual de la que se parte y de la situación futura que se quiere conseguir y detalle de las acciones concretas, con fechas y responsables, a implementar para su consecución.
- Diseñar un sistema de seguimiento del plan, sencillo y objetivo, para poder evaluar el grado de consecución y tomar las medidas correctivas necesarias.
Si estáis interesados en este importante tema de la formación podéis consultar nuestro post de fecha 24/6/2015 titulado “¿es la formación del personal una panacea?”
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “el personal”, que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.