El arduo trabajo de seleccionar a los mejores
Todos anhelamos disponer de un equipo integrado por los mejores profesionales en su especialidad. Normalmente el equipo que tenemos o lo hemos heredado o lo hemos formado mediante el reclutamiento. En el primer caso, más tarde o más temprano, deberemos recurrir a la selección. Ésta es una tarea durilla y de resultados muy inciertos. Sólo hace falta observar alrededor nuestro para llegar, en múltiples ocasiones, a conclusiones del estilo de “¿cómo es posible que hayan seleccionado a una persona tan inepta para el desarrollo de estas responsabilidades?
Varios son los aspectos críticos en cualquier proceso de selección. Comentemos aquellos que nos parecen más significativos. Debemos ser capaces de ser lo suficientemente atractivos para captar a los mejores candidatos. A esto muchas empresas no le dan importancia y tienen una presentación penosa, el procedimiento es reiterativo y poco trabajado, abusan de pruebas que no son determinantes para decidir, no comunican bien con el candidato, y un largo etcétera. Ante ello, los mejores huyen despavoridos o bien continúan en el proceso, con el pensamiento de que si le aceptan, lo tomará como un trabajo pasajero. Suelen permanecer en el puesto los mediocres.
El problema de la selección es que debe ser eficaz, se debe escoger al candidato que ésta mejor posicionado, es decir que tenga los conocimientos y habilidades para que logre el éxito en el desarrollo de su puesto. En el proceso se indaga mucho en que domine su vertiente técnica. Se utilizan instrumentos menos precisos para determinar hasta qué punto el candidato reúne las habilidades humanas precisas para tener éxito en su cargo. Apenas se indaga hasta qué punto la persona se amoldará a la cultura de la empresa. Si observamos las incorporaciones fallidas, tres son las causas: insuficientes conocimientos, comportamiento alejado al que se precisa en el puesto, y exigua atención o interés por adaptarse a la cultura de la empresa.
Ya hemos llevado a cabo la selección y tenemos a nuestra disposición el candidato escogido. La fase de incorporación es crítica para que la elección sea exitosa. Creemos, y la experiencia nos lo ha constatado, que el margen de error de las selecciones es elevado. En el mejor de los casos, seguro que hemos sido muy organizados y los métodos utilizados han sido muy depurados y actualizados con las nuevas tendencias. Pero los candidatos tienen su propio marketing y suelen utilizarlo muy bien. Total, cuando ha pasado la fase de “enamoramiento”, parece que nos hemos equivocado de persona. No nos precipitemos. Posiblemente sea cierto. Pero antes de tomar la decisión de rescindir el contrato laboral, es conveniente que nos aseguremos de varios aspectos. Toda persona que se incorpora a una empresa precisa de un cierto adiestramiento y de una tutela efectiva. Nadie nace enseñado. Con harta frecuencia hemos visto aterrizar a personas nuevas, indicarles lo más preciso y que se busquen la vida que ya son mayorcitos. A lo sumo sus jefes, permanentemente atareados e interrumpidos, les dedican una mínima porción de su tiempo para darles cuatro indicaciones. Una actitud de estas es capaz de hundir al candidato más brillante.
Otro aspecto importante a tener en cuenta estriba en que no se puede decidir el futuro de una persona por intuiciones o corazonadas. Nos debemos basar en hechos ciertos y concretos. Para nosotros es muy importante la observación de aquellos comportamientos humanos que forman parte intrínseca del puesto de trabajo exitoso. También la fijación de unos pocos objetivos, dos o tres, pero determinantes para evaluar la calidad del trabajo encomendado. Por último, no debemos olvidar el grado de observancia de la cultura o reglas de comportamiento interno.
En conclusión, diremos que en el proceso de selección nos podemos equivocar, cosa muy frecuente. Pero lo que es inadmisible es que, pasado un tiempo prudencial, mantengamos a personas incompetentes en los puestos de trabajo sometidos a la selección. Ya sea por no haber dedicado tiempo al adiestramiento o a la evaluación de su rendimiento, o bien por pura desidia y rechazo a querer afrontar y resolver un problema.
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Feliz semana a tod@s