Las actitudes del personal
Actualmente la pérdida del compromiso por el personal es un terrible problema. Veamos su dimensión según un estudio realizado en USA:
- Sólo el 23 % de los empleados dicen que trabajan al máximo rendimiento.
- El 44 % indican que su esfuerzo de trabajo se limita al mínimo imprescindible para evitar el despido.
- El 75 % dicen que podrían lograr una mayor eficacia de la que están consiguiendo de forma habitual.
En Europa no estamos mejor. Una encuesta a 60.000 trabajadores de empresas europeas apunta los siguientes resultados.
- El 10 % están en un proceso de búsqueda de un nuevo trabajo.
- El 40 % no se sienten orgullosos de pertenecer a la empresa.
- El 80 % no se sienten responsables de los resultados.
- Sólo el 20 % toma iniciativas de mejora y practica la crítica constructiva.
Esta situación se concreta en la pérdida de compromiso, con una enorme repercusión negativa en la productividad. Está directamente relacionada con el complejo mundo de las emociones de las personas. Quisiéramos únicamente reflexionar sobre determinados “instrumentos”, que se pueden aplicar en la empresa y que ayudan a incrementar las actitudes positivas de sus empleados. Veamos algunos:
- La retribución atractiva. Ya sabemos que “el dinero no hace la felicidad, pero calma los nervios”. Si la empresa no dispone de un plan de retribución coherente internamente y atractivo con respecto al mercado, va a tener muy difícil la atracción y la retención de unos buenos profesionales.
- El enfoque. “Los esfuerzos se deben poner donde están los resultados”. Hacer que las personas hagan cosas es un absurdo. Debemos erradicar las rutinas de hacer las cosas porque siempre se ha hecho así. Debemos descargar a las personas de actividades y lograr que sólo ejecuten aquellas que añaden valor reconocido y valorado por el cliente.
- El interés por las personas. El interés por las personas se demuestra en darles facilidades para que puedan resolver sus asuntos personales. Escucharles, asesorarles y dirigirles a donde pueden encontrar las mejores soluciones. Ponerle a su disposición determinados servicios de la empresa. Interesarse por su situación y la forma cómo la intenta solucionar.
- La misión y la visión. Cuando la dirección de una empresa tiene clara la visión, los objetivos a lograr y la forma de conseguirlos, cree en todo ello y lo comunica con entusiasmo a su gente, si existe credibilidad, las personas lo comparten con facilidad y pueden llegar a contagiarse del entusiasmo. Estos sentimientos se refuerzan si se comunican los logros alcanzados, se celebran los éxitos y se comparten los beneficios.
- El autocontrol. La palabra control implica previamente aceptar el concepto de objetivos. Sin éstos el control es una tarea absurda, una actividad que no añade ningún valor. Por tanto, lo primero es definir muy bien, y ponernos de acuerdo, qué cosas concretas esperamos que consiga cada persona. Ahora sí, vamos a compartir el control, que para ellos será el autocontrol, con todo lo que implica de aumento de la capacidad para decidir.
- El trabajo como reto. Debemos rebajar al máximo la carga de monotonía y aburrimiento que pueda tener el trabajo que realiza una persona. A partir de aquí debemos pensar qué debemos incorporar para transformar un puesto de trabajo atractivo en excitante. Es entonces cuando la persona considerará su trabajo como un reto que merece la pena afrontarlo.
- La cultura del trabajo. Ya conocemos la maldición bíblica que pesa sobre el trabajo, por ello las empresas deberían ayudar a sus empleados a mitigar al máximo sus maléficos efectos. Dar alegría a los triunfos es un camino. Celebrar los éxitos. Crear un ambiente de relaciones cordiales. Evitar al máximo las descalificaciones, los ataques de enfado son también otros buenos caminos conducentes para obtener una buena cultura del trabajo.
- El trabajo en equipo. Un problema, o una oportunidad estará mejor resuelta por un grupo de personas expertas en el tema trabajando conjuntamente, que no por un individuo solo. En la vida de la empresa hay múltiples casos de lo anterior. Todos nos sentimos orgullosos de participar en un grupo que haya conseguido éxitos reconocidos.
- Los logros compartidos. El hecho de que la empresa comparta los beneficios económicos con los empleados por haber logrado los objetivos es un potente motivador para ellos y los sitúa en una buena posición para ilusionarse y poner su empeño en la consecución de metas más difíciles. Las personas mostramos unas actitudes positivas ante proyectos exigentes que tendrán algún tipo de premio lo suficientemente atractivo.
- La tecnología. Normalmente se considera como una necesidad el recurrir a ella para hacer las cosas de forma diferente y mejor. Pero también se trata de una oportunidad que se da a cada persona para que aumente sus conocimientos y habilidades, simplifique sus procesos de trabajo y tenga acceso a una mayor información.
- La formación y el desarrollo. Cualquier plan de formación que se implante en la empresa para aumentar los conocimientos y las habilidades de las personas con frecuencia influye en la actitud de los que lo reciben. Esta influencia estará en función de la calidad del propio plan y del grado de motivación que tienen los asistentes para seguirlo.
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “las habilidades directivas” que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.