La importancia de los detalles
Incorporar belleza a un producto banal, es un detalle inesperado. Algo que se agradece. Una forma discreta de hacernos mejores. Los detalles son un modo de expresar empatía y evocar respeto. Atender amablemente y con agilidad es una muestra de respeto que tiene un gran valor.
Las estrategias corporativas o la dirección por objetivos sin detalles devendrían estructuras inanimadas. La innovación debe mucho a los detalles, especialmente a aquellos que indican la capacidad de anticiparnos medio paso por delante. Los detalles aportan solidez, mientras su ausencia denota displicencia. Los detalles en management a menudo dan más pistas que los gurúes.
Los detalles pueden ser mágicos, pero también pueden ser decepcionantes. Una falta de ortografía que chirría en una presentación que se pretende espectacular. Un discurso manifiestamente mediocre. Un tono inapropiado. Una espera excesiva. Un formulario ininteligible. Un envoltorio impropio. Los detalles hacen brotar la calidad.
Conocemos personas con talento, de esas que pueden escoger, que renunciaron a trabajar en una empresa después del trato burocrático que les depararon algunos responsables del departamento de contratación. Toda la ilusión que les vendieron los directivos que les pretendían para su equipo se desvaneció ante una lógica despersonalizada y distante en el proceso de contratación. Los detalles actúan a menudo como alertas que indican que algo no cuadra.
Las relaciones entre personas se cimentan a través de los detalles. Fijémonos en los despachos de los altos directivos. Los detalles hablan por sí mismos. Rápidamente nos damos cuenta si están diseñados para exhibir el poder o si están pensados para servir a una comunidad. La dimensión del despacho o su propia existencia no son un detalle menor.
Los detalles memorables tienen personas detrás. El detalle de saber el nombre de la persona. Escuchar con detalle incluso lo que no se dice. Contestar a tiempo. Acordarse de alguien. La presencia que demuestra afecto. El detalle de practicar la brevedad. La autocontención como una forma de empatía. Evitar comunicar determinadas cosas por WhatsApp. Simplemente hay mensajes que requieren mirar a los ojos, especialmente cuando se trata de una advertencia o de un reconocimiento. La curiosidad auténtica por el trabajo de los demás. Los detalles que expresan una humildad natural nos marcan especialmente y los líderes consistentes lo saben.
Saber preguntar es mucho más que un detalle. Saber compartir los éxitos, también. Saber cerrar una venta con elegancia. No dar lecciones. Aprender juntos. Somos, en parte, nuestros detalles. Los detalles nos proyectan como un ecosistema. Los fascinante es que no se pueden programar. Son rendijas por las que emanan destellos de cultura y de generosidad.
Los detalles no lo son todo. Cuenta mucho el pensamiento estratégico, la obtención de resultados, el talento con compromiso, el liderazgo, el aprender, la ambición compatible con la humildad. Pero a menudo los detalles son los que convierten estas categorías en algo mediocre o algo con verdadero sentido. Hay detalles que definen un punto y aparte. Hay detalles que emocionan y son la síntesis de toda una vida.
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “la organización general de la empresa” que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.