La burocracia es el colesterol de las empresas
Nuestra capacidad de burocratizarnos, en el ámbito de la empresa es extraordinaria. La inflación normativa nos vuelve lentos, nos impide organizarnos con flexibilidad y crea ejércitos de resistentes a cualquier cambio. El enjambre normativo que somos capaces de crear entierra cualquier atisbo de sentido común. El volumen de especialistas en marear la perdiz prolifera sin límite. La solución parece simple: por cada nueva norma que impongamos en nuestra organización, quitemos dos.
Burocracia alimenta burocracia. No caigamos en el error de creer que la inflación normativa y la burocracia es un tema exclusivo de las administraciones públicas. Hay también burocracia en las empresas. A veces por la necesidad de atender los requerimientos de las burocracias públicas. Pero, la mayoría de las ocasiones por decisiones propias.
La burocratización se convierte en una patología grave cuando, dentro de una empresa, hay un número desproporcionadamente grande de gente que no tiene como primer pensamiento a los clientes, sino las cuitas internas de la organización. Las burocracias se regodean en planes, indicadores innecesarios, controles absurdos y metodologías de una sofisticación irracional, pero las empresas viven de producir eficientemente, vender con margen y cobrar diligentemente.
Muchas empresas necesitan de menos niveles de gestión, menos métricas, silos y controles y mucha más versatilidad y capacidad de adaptación. La burocracia casa muy mal con el empoderamiento, la innovación y la agilidad. Hoy en día las empresas que no saben empoderar no saben crecer, las que no saben innovar no son consistentes y las que están faltas de agilidad pierden el tren.
Gary Hamel, el mayor estigmatizador de la burocracia, ha creado un neologismo “buroclerosis”, como fusión de burocracia y esclerosis. Su tesis es que, a mayor burocracia mayor deshumanización de las organizaciones y mayor difuminación de los objetivos a perseguir. Sus cálculos sobre la pérdida de valor que la burocracia provoca a las empresas dan mucho que pensar.
La pulsión burocrática nos nace de muy adentro. A la que nos descuidemos, nos burocratizamos sin darnos apenas cuenta. Las organizaciones deben ponerse a dieta de un exceso de normativas y de burocracias. Apliquemos sin dilación el mencionado “dos por uno”.
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “el personal”, que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.