Nuevas formas de las empresas de espiar a sus empleados. (I)
¿Es cierto que un jefe puede vigilar las veces que un empleado se levanta de la silla, cuándo va al baño, si sufre estrés o lleva una mala alimentación? Aunque parezca mentira, ya es una realidad. Parece que sea más propio de una serie de ciencia ficción. Varias empresas punteras de todo el mundo están comenzando a tomarse demasiado en serio la voluntad de querer espiar, rastrear y conocer todo sobre sus trabajadores. Algunas de ellas ya han traspasado un límite infranqueable de toda persona: su piel.
En el último año, Three Square Market, una empresa norteamericana de venta de máquinas expendedoras realizó un evento llamado «la Fiesta del Chip». Durante ese día, toda una larga fila de trabajadores desfiló ante un técnico, contratado por la empresa, que les insertó un dispositivo del tamaño de un grano de arroz entre el pulgar y el índice. Con él, los empleados podían usarlo para abrir las puertas de seguridad, iniciar la sesión de sus ordenadores y realizar pagos en las máquinas expendedoras de la compañía, según informa ‘The Guardian’.
Inicialmente, el CEO de la compañía, pensó en implantarlo sólo en cinco o seis personas. Pero de las 90 que trabajaban en su sede, 72 se prestaron voluntariamente a estar monitorizadas por estos diminutos aparatos electrónicos. Esto sólo es el principio. La empresa acaba de lanzar una aplicación que combina el chip con el GPS del teléfono, lo que permite rastrear la ubicación del implante a todas horas y todos los días del año.
«Los empleados han sido observados desde siempre en su entorno laboral y la tecnología persistentemente ha sido el medio», afirma André Spicer, profesor de comportamiento organizacional en el Cass Business School en un artículo de ‘The Guardian’. «Pero donde alguna vez fue un capataz con cronómetro o una tarjeta para registrar la entrada y salida, ahora todas esas cosas físicas se están llevando a la tecnología digital. Ésta refleja datos que no se podían capturar en el pasado, como cuántas teclas presionan las personas, qué miran en la pantalla mientras trabajan o qué tipo de lenguaje están usando. Y, además, ahora la vigilancia se extiende fuera del entorno laboral», advierte.
Pero no todo son microchips. También hay dispositivos mucho más ostentosos y llamativos. Por ejemplo, en China, algunas compañías están ideando formas cada vez más extrañas e intrusivas de controlar al personal. Hace un tiempo, el diario “Oddity Central” informó de que algunas empresas del gigante asiático están implantando cascos y sombreros con sensores para examinar las ondas cerebrales de los trabajadores y detectar fatiga, estrés e, incluso, emociones como la ira.
Otras empresas tecnológicas venden productos que pueden tomar capturas de pantalla cada cierto tiempo, controlar el número de pulsaciones de teclas y también realizar fotografías de sus trabajadores en su mesa usando las cámaras web de sus ordenadores. Un hecho que también se extiende hasta su vida privada, ya que el software puede rastrear todo ello de forma remota en caso de trabajar desde casa. El programa monitoriza el uso de las redes sociales y hasta puede instalarse en los teléfonos móviles de los empleados para descifrar aplicaciones encriptadas como WhatsApp.
Cada innovación tecnológica ha traído consigo una nueva forma de espiar. La identificación de radiofrecuencia (RFID), por ejemplo, está siendo utilizada ahora por las empresas para localizar a sus trabajadores, incluso dentro de las propias instalaciones, registrar con quién interactúan y si pasan demasiado tiempo en los retretes. El “biotracking” permite a los jefes contar el número de pasos que un empleado da en un día, su ritmo cardíaco, lo que comen y beben, cuánto duermen e, incluso, sus niveles hormonales.
En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “las habilidades directivas”, que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.
Feliz semana a tod@s.