El llamado capital intelectual de la empresa

11 febrero, 2017 0 Por JLHA

Los inversionistas, y todas las personas interesadas en la empresa, sienten la necesidad de conocer la situación de la empresa para limitar el riesgo de su inversión o dedicación. La información contable sólo atiende a lo que le ha sucedido a la compañía en el pasado. Lo preocupante es el futuro. Existe una serie de indicadores que permiten, no predecir con exactitud, pero sí vislumbrar cómo le pueden ir los negocios a la compañía. El conocimiento de cómo se comportan en el tiempo estas medibles va a ayudar no sólo a los inversionistas a tomar sus decisiones de invertir o desinvertir en la compañía, sino también a todos los que tienen interés en la marcha de la empresa.

Se define al capital intelectual como la posesión de conocimientos, experiencia aplicada, tecnología organizacional, relaciones con clientes y destrezas profesionales que dan a la empresa una ventaja competitiva en el mercado. Estamos hablando de medir, de cuantificar este capital intelectual que tanto influye en la obtención de rentabilidad. La medición de este activo, tan misterioso y altamente productivo, nos debe permitir tener confianza de que la empresa lo irá incrementando para lograr en el futuro mejores cotas de rentabilidad y de crecimiento. La lógica nos lleva a poder decir que el crecimiento o descenso del capital intelectual es una potente señal de aviso de los resultados financieros que se van a conseguir. Habrá una correlación perfecta, a mayor capital intelectual, mejores resultados futuros y viceversa. Las mediciones del capital intelectual están orientadas a concienciarnos sobre las capacidades de una futura mayor rentabilidad, es por ello que están ocupando un lugar muy relevante en la evaluación de la salud de las empresas.

Recordemos que el activo de la compañía recoge cualquier bien o derecho que tiene la empresa. Por tanto, a esta rúbrica del activo se deben incorporar todos los bienes y derechos intangibles que dispone la empresa. Así tendremos:

  • Activos intangibles de estructura externa. Los más conocidos son: la imagen de prestigio de la empresa, las marcas comerciales, la denominación social, las franquicias, etc. También debemos contar con la clientela, su fidelidad, satisfacción, importancia, reputación, etc. Además, se incluyen el disponer de los mejores proveedores y entidades financieras, sus relaciones, acuerdos y alianzas estratégicas, tecnológicas, de producción o comerciales.
  • Activos intangibles de estructura interna. Se incluyen la organización formal o informal de la empresa: sus productos, los métodos y procedimientos de trabajo, la innovación, los sistemas de dirección, la cultura, los valores de la empresa, y sus planes estratégicos. El I+D, los sistemas de información (software), la propiedad intelectual, los diseños, los copyrights, etc.

La contabilidad nos obliga a que el balance cuadre. Si aumentamos el activo en los dos conceptos anteriores deberemos también aumentar el pasivo por la suma de estos dos conceptos. La partida del pasivo la llamaremos capital estructural. Este capital financia todos estos bienes inmateriales que se quedan en la empresa cuando los empleados se van a sus casas.

La tercera y última clasificación que nos queda es la de:

  • Activos intangibles de competencias del personal. Forman parte de estos activos: las aptitudes, los conocimientos, las habilidades, los valores, las actitudes y la motivación de los empleados. La creatividad, el liderazgo y la capacidad de gestión del equipo directivo es un activo intangible muy importante.

Si sólo incrementamos el balance con el valor de este activo, nos encontraremos con lo que los contables llaman un “balance descuadrado” y se debe corregir de inmediato. Para ello en el pasivo aparecerá una partida de igual importe. La denominaremos capital humano, pero a sabiendas de que se trata de un capital especial que no es de estricta propiedad de los accionistas como sucede en el caso anterior. La suma del capital estructural y el humano constituirá el capital intelectual que deberemos seguir su evolución anual.

En FFACT, en el apartado TO THE EXCELLENCE encontrará un interesante cuestionario de 40 preguntas sobre “los recursos propios”, que le ayudará a reflexionar sobre este importante tema.

Feliz semana a tod@s.